jueves, 2 de septiembre de 2010

Música


La música no es sólo un placer para el oído como la gastronomía lo es para el paladar, o la pintura, para los ojos. Si pongo música por la mañana tampoco es que la razón sea muy original: lo hago porque determina el tono del día. Es muy sencillo y, a la vez, muy complicado de explicar: creo que podemos elegir nuestros estados de ánimo porque poseemos una consciencia con varios estratos y tenemos la manera de acceder a ellos. Por ejemplo, para escribir una idea profunda, tengo que ponerme a mí misma en un estrato muy especial, si no, no me vienen las ideas y las palabras a la cabeza. Tengo que olvidarme de mí misma y a la vez estar súper concentrada. Pero no es una cuestión de «voluntad», es un mecanismo que se puede accionar o no, como rascarse la nariz o hacer una voltereta para atrás. Y para accionar el mecanismo, no hay nada mejor que un poquito de música. Por ejemplo, para relajarme, pongo algo que me haga
alcanzar como un estado de ánimo distanciado en el que las cosas no me llegan de verdad, las miro como quien ve una película: un estrato de consciencia «desapegado». En general, para ese
estrato escucho jazz o, más eficaz a largo plazo aunque tarden más en notarse los efectos, Diré
Straits.


Extracto "La Elegancia Del Erizo" Muriel Barbery

1 comentario:

  1. Interesante película, lástima que sea más irreal a mi parecer, que la más ostentosa película actual.
    Pero que no se me malinterprete, lo irreal es lo que se ama en esta obra, lo que la hace ser lo que es.

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